
La Ruta del Color
ERES NUESTRO VISITANTE N°
Visitando Salento y el Valle de Cócora

Es un pueblo típico y turístico en la zona cafetera en el departamento de Quindío (Dios de la tierra) y posee alternativas atractivas para hacer en sus alrededores, además es un pueblo de lo más tranquilo, acogedor y muy bello desde cualquier rincón.
He parqueado mi motocicleta en la plaza principal. Después, aborde uno de los ‘willys’ que se exhiben en la misma plaza para ir a visitar el Valle de Cócora. En el Jeep, se suben más personas de las que caben, por lo tanto, hay gente sentada, otros de pie y otros colgados por fuera. Yo voy colgado cosa que me ha dado sensación de libertad a la vez que temor por volcar, Después de la aventura por carretera y camino, me tomo unas cuantas fotografías en el hermoso paisaje del Valle.

He decidido recorrer la ruta a pie para visitar el valle. Entre pedregosos caminos empinados (trocha) en los que en algún momento dudo de la eficacia de mi estado físico, observo la flora y unos paisajes excelentes.

También recorri el rio hasta llegar a la cascada y estando allí decido sentir la fuerza con la que el agua fría y cristalina cae desde la pendiente a las rocas resbaladizas, para llegar allí debo admitirlo fue complicado además el agua es muy fría, pero cuando se empieza a sentir la fuerza con la que cae el agua que salpica tu rostro los temores quedan atrás y quieres llegar donde el agua choca con las rocas para sentir la fuerza de la naturaleza, por fin logro estar debajo del gran chorro de agua fría que parece agua de un congelador, es una sensación indescriptible y por un momento contemplo la fuerza inmensurable del agua sobre mi cuerpo y pienso en una reflexión que alguna vez leí pero que no había podido experimentar. “en la vida no es tan importante ser fuerte como sentirse fuerte. Medir tu capacidad.” - Christopher Mccandless.

De ahí en adelante con mi ropa empapada continuo con el camino hacia la Reserva de Acaime, nombre que recibe de un cacique, donde tome un delicioso chocolate caliente con un trozo de queso entre colibríes de varias especies. Son las aves más pequeñas y rápidas, las únicas que pueden volar marcha atrás y pueden aletear 180 veces por segundo. Gastan tanta energía que necesitan beber constantemente un líquido que prepara la gente del lugar a base de agua, azúcar y vainilla. Bajo mi punto de vista, son unas aves preciosas y sociables. Una experiencia inolvidable.




Continuo el recorrido de 8 km por el verdoso y empinado bosque de pinos y eucaliptos con varias paradas para retomar el aliento y continuar accediendo, al salir del bosque se puede divisar una pequeña casa de arquitectura cafetera al parecer estoy cerca del final del recorrido, mis piernas están fatigadas decido sentarme en el prado para descansar un poco, no soy el único cansado cerca de hay una pareja en la misma situación. Pasados unos 5 minutos me pongo de pie y continuo, llego a la pequeña casa desde donde se puede observar la majestuosidad de las montañas que bordean el valle.
Emprendo ansioso el descenso hacia el valle lleno de palmas de cera, símbolo nacional. Aunque se puede conseguir cera de los tallos de las altas palmeras, está prohibido extraerla porque están protegidas.


He vuelto a la población, esta vez sentado dentro ‘Willys’ cosa que nos ha dado sensación de descanso y tranquilidad. En ese trayecto he conocido a unos Turistas catalanes que venian a conocer diferentes regiones de Colombia.
Una vez he llegado a la población, bebí un delicioso jugo de lulo con empanadas en un pequeño restaurante para recuperar fuerzas y realizar un recorrido nocturno por las calles de Salento antes de regresar a casa.
